domingo, 13 de noviembre de 2011

Fieles, más alla de la muerte

Numerosas son las historias de animales que han permanecido esperando a sus amos fallecidos, Animalada rinde un homenaje a dos de los más famosos: el español Canelo y el hakita inu japonés, Hachikō

“Canelo”, En el corazón de todos los españoles



“Canelo” era el perro de un hombre que vivía en Cádiz. Este hombre anónimo vivía solo, por lo que el perro era su más leal amigo y único compañero. La compañía y el cariño mutuo los hacía cómplices en las miradas y hasta en los gestos. Cada mañana salían a caminar juntos por las tranquilas calles de la ciudad. Una vez a la semana uno de esos paseos eran hacía el Hospital Puerta del Mar ya que debido a complicaciones renales el hombre se sometía a diálisis. Obviamente, como en un hospital no pueden entrar animales, él siempre dejaba a Canelo esperándolo en la puerta. Cuando el amo salía, juntos se dirigían a casa. Cierto día el hombre sufrió una complicación en medio de su tratamiento: los médicos no pudieron superarla y falleció en el hospital. Mientras tanto “Canelo” como siempre, seguía esperando la salida de su dueño junto a la puerta del centro de salud. Pero su dueño nunca salió. El perro permaneció allí sentado, esperando. Ni el hambre ni la sed lo apartaron de la puerta. Día tras día, con frío, lluvia, viento o calor seguía acostado en la puerta del hospital esperando a su amigo para ir a casa. Los vecinos de la zona se percataron de la situación y sintieron la necesidad de cuidar al animal. Se turnaban para llevarle agua y comida; incluso lograron la devolución del perro cuando la perrera municipal se lo llevó para sacrificarlo. Doce años esperó fuera del hospital la salida de su amo. Nunca se aburrió ni se fue en busca de alimento, tampoco buscó una nueva familia. La espera se prolongó hasta el 9 de diciembre del 2002, en que Canelo murió atropellado por un auto afuera del hospital, deambulando cerca de la entrada. La historia de Canelo fue muy conocida, y el pueblo gaditano, en reconocimiento al cariño, dedicación y lealtad de Canelo, puso su nombre a un callejón y una placa en su honor. Se adjunta una foto del noble perro en la puerta del hospital.



La historia de Hachikō, un Akita Inu de Tokio




En 1924, Eisaburō Ueno, un profesor de la Universidad de Tokio, adoptó a Hachikō como mascota. Desde entonces, cada día Hachikō lo esperaba en la puerta delantera de la estación de trenes de Shibuya para saludar a su amo al final de cada día. Esta rutina continuó sin interrupciones hasta mayo de 1925, cuando el profesor Ueno ya no regresó había sufrido una hemorragia cerebral mientras daba clases en la universidad de Tokio, y murió. No regresó a la estación de tren donde su leal mascota lo esperaba. Hachikō demostró lealtad a su dueño; y cada día, por los siguientes diez años de su vida, esperó en el acostumbrado sitio donde se sentaba, justo enfrente de la estación.  Hachikō comenzó a llamar la atención de los vecinos, quienes lo cuidaron y alimentaron.
La devoción que Hachikō sentía hacia su amo fallecido conmovió a quienes lo rodeaban, y lo apodaron el perro fiel. En abril de 1934, una estatua de bronce fue erigida en su honor en la estación de Shibuya, y el propio Hachikō estuvo presente el día que se presentó la estatua. La estatua fue reutilizada a causa de la Segunda Guerra Mundial, pero se erigió otra en agosto de 1947, que aún permanece y es un lugar de encuentro muy popular. También hay una estatua similar en Odate, delante de la estación. El cine también rindió homenaje a su fidelidad: Siempre a tu lado. Hachiko (hachiko: A Dog’s Story), protagonizada por Richard Gere, trata la historia de Hachiko y su relación con el profesor, aunque la acción se desarrolla en EE.UU.

1 comentario:

  1. Cómo podemos seguir llamando bestias o animales a los violadores y asesinos; sin ofender al "genero animal"!!!

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